Thursday, May 10, 2007

CARLOS GARDEL (1890-1935)




MI BUENOS AIRES QUERIDO


Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más penas ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su inquieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.

Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.

Mi Buenos Aires, tierra florida
donde mi vida terminaré.

Bajo tu amparo no hay desengaño
vuelan los años, se olvida el dolor.

En caravana los recuerdos pasan
como una estela dulce de emoción,
quiero que sepas que al evocarte
se van las penas del corazón.

Las ventanitas de mis calles de Arrabal,
donde sonríe una muchachita en flor;
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.

En la cortada más maleva una canción,
dice su ruego de coraje y de pasión;
una promesa y un suspirar
borró una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido....
cuando yo te vuelva a ver...
no habrá más penas ni olvido...



ADIOS MUCHACHOS

Adiós muchachos, compañeros de mi vida,
barra querida de aquellos tiempos.
Me toca a mi hoy emprender la retirada
debo alejarme de mi buena muchachada.

Adiós, muchachos, ya me voy y me resigno,
contra el destino nadie la calla.
Se terminaron para mí todas las farras.
Mi cuerpo enfermo no resiste más.

Acuden a mi mente recuerdos de otros tiempos,
de los buenos momentos que antaño disfruté,
cerquita de mi madre, santa viejita,
y de mi noviecita, que tanto idolatré.

Se acuerdan que era hermosa, más linda que una diosa,
y que brioso de amor, le di mi corazón.
Mas el Señor, celoso de sus encantos,
hundiéndome en el llanto se la llevó.

Es Dios el juez supremo, no hay quien se le resista,
Ya estoy acostumbrado, su ley a respetar,
pues mi vida deshizo con sus mandatos
llevándome a mi madre y a mi novia también.

Dos lágrimas sinceras derramo en mi partida
por la barra querida que nunca me olvidó,
y al dar a mis amigos mi adiós postrero
les doy con toda mi alma, mi bendición.

Adiós muchachos, compañeros de mi vida,
barra querida de aquellos tiempos.
Me toca a mi hoy emprender la retirada
debo alejarme de mi buena muchachada.

Adiós, muchachos, ya me voy y me resigno,
contra el destino nadie la calla.
Se terminaron para mí todas las farras.
Mi cuerpo enfermo no resiste más.



YIRA... YIRA...

Cuando la suerte qu'es grela
fayando y fayando
te largue parao...
Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao...
Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol...

Cuando rajés los tamangos
buscando este mango
que te haga morfar...
La indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo
recién sentirás.

Verás que todo es mentira
verás que nada es amor
que al mundo nada le importa
Yira... Yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao,
después de cinchar,
lo mismo que a mí...
Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...
te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar.



MANO A MANO


Rechiflao en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
de mi pobre vida paria sólo una buena mujer
tu presencia de bacana puso calor en mi nido
fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza en la casa de pensión:
hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
los morlacos del otario los tirás a la marchanta
como juega el gato maula con el misero ratón.

Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones
te engrupieron los otarios, las amigas, el gavión
la milonga entre magnates con sus locas tentaciones
donde triunfan y claudican milongueras pretensiones
se te ha entrado muy adentro en el pobre corazón.

Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado,
no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás;
los favores recibidos creo habértelos pagado
y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado
en la cuenta del otario que tenés se la cargás.

Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos
que te abrás en las paradas con cafishios milongueros
y que digan los muchachos: “Es una buena mujer'.

Y mañana cuando seas deslocado mueble viejo
y no tengas esperanzas en el pobre corazón
si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
p'ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.



EL DIA QUE ME QUIERAS

Acaricia mi ensueño
el suave murmullo
de tu suspirar.
Como ríe la vida
si tus ojos negros
me quieren mirar.
Y si es mío el amparo
de tu risa leve
que es como un cantar,
ella aquieta mi herida,
todo, todo se olvida.

El día que me quieras
la rosa que engalana,
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Y al viento las campanas
dirán que ya eres mía,
y locas las fontanas
se contarán su amor.

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar.
Y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciernagas curiosas que verán
que eres mi consuelo.

El día que me quieras
no habrá más que armonía.
Será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodía.
Y nos darán las fuentes
su canto de cristal.

El día que me quieras
endulzará sus cuerdas
el pájaro cantor.
Florecerá la vida
no existirá el dolor.

La noche que me quieras ...



TOMO Y OBLIGO


Tomo y obligo; mándese un trago,
que hoy necesito el recuerdo matar...
¡Sin un amigo, lejos del pago,
quiero en su pecho mi pena volcar!
Beba conmigo, y se empaña
de vez en cuando mi voz al cantar,
no es que la llore porque me engaña,
yo sé que un hombre no debe llorar...

Si los pastos conversan, esta Pampa le diría
con qué fiebre la quería, de que modo la adoré...
¡Cuántas veces de rodillas, tembloroso,
yo me he hincado bajo el árbol deshojado donde un día la besé...!
Y hoy, al verla envilecida, a otros brazos entregada,
fue pa´ mi una puñalada, y de celos me cegué...
y le juro: ¡Todavía no consigo convencerme,
cómo pude contenerme y ahí no más la maté!

Tomo y obligo; mándese un trago,
de las mujeres mejor no hay que hablar.
Todas, amigo, dan muy mal pago
y hoy mi experiencia se lo puede afirmar.
Siga un consejo: no se enamore...
Y si una vuelta le toca hocicar,
¡Fuerza, canejo! ¡Sufra y no llore,
que un hombre macho no debe llorar!



A MEDIA LUZ

Corrientes tres cuatro ocho,
segundo piso, ascensor;
no hay porteros ni vecinos
adentro, cocktel y amor.
Pisito que puso Maple,
piano, estera y velador...
un telefon que contesta,
una fonola que llora
viejos tangos de mi flor,
y un gato de porcelana
pa que no maulle al amor.

Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos...
Y todo a media luz,
crepusculo interior,
que suave terciopelo
la media luz de amor.

Juncal doce veinticuatro,
telefonea sin temor;
de tarde, te con masitas,
de noche, tango y amor;
los domingos, te danzante,
los lunes, desolación.
Hay de todo en la casita:
almohadones y divanes
como en botica... coco,
afombras que no hacen ruido
y mesa puesta al amor...



MALENA

Malena canta el tango como ninguna
Y en cada verso pone su corazn;
A yuyo del suburbio su voz perfuma,
Malena tiene pena de bandonen.

Tal vez alla en la infancia su voz de alondra
Tomo ese tono oscuro del callejon
O acaso aquel romance que solo nombra
Cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandonen.

Tu cancin tiene el frio del ltimo encuentro,
Tu cancin se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no se si tu voz es la flor de una pena,
Solo se que al rumor de tus tangos, Malena,
Te siento ms buena mas buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,
Tus labios apretados como el rencor,
Tus manos, dos palomas que sienten frio,
Tus venas tienen sangre de bandonen.

Tus tangos son criaturas abandonadas
Que cruzan sobre el barro del callejon
Cuando todas las puertas estan cerradas
Y ladran los fantasmas de la cancin.

Malena canta el tango con voz quebrada;
Malena tiene pena de bandonen.



VOLVER

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.



POR UNA CABEZA


Por una cabeza
de un noble potrillo
que justo en la raya
afloja al llegar,
y que al regresar
parece decir:
No olvidé, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza,
metejón de un día
de aquella coqueta
y burlona mujer,
que al jurar sonriendo
el amor que está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.

Por una cabeza,
todas las locuras.
Su boca que besa,
borra la tristeza,
calma la amargura.
Por una cabeza,
si ella me olvida
qué importa perderme
mil veces la vida,
para qué vivir.

Cuántos desengaños,
por una cabeza.
Yo jugué mil veces,
no vuelvo a insistir.
Pero si un mirar
me hiere al pasar,
sus labios de fuego
otra vez quiero besar.
Basta de carreras,
se acabó la timba.
¡Un final reñido
ya no vuelvo a ver!
Pero si algún pingo
llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero.
¡Qué le voy a hacer..!

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