EL POEMA COMO IDEA DE LA
POESÍA
Que la finalidad
sea provocar el sentimiento
de las palabras,
y alcanzar
el desafío de la expresión,
perseguir objetos
que se ajustan al sentimiento,
hundirse en objetos
hasta la emoción adecuada,
está probado,
y tanto, probado y probado,
como no lo está
el que en esos tránsitos
la tendencia madre sea
por dónde va la inspiración,
"si en frío o en
caliente",
y no lo está
que haya que seguir a Homero
entre las Musas, su rogar que
lo asistan,
y a Platón
saludando hermosos versos
más en mediocres pero
iluminados
que en sagaces y hábiles
exclusivamente
al amparo de sus propias
fuerzas,
y a Dante, el reclamar
la intervención de dioses
acaso sin creer en ellos:
O buono Apollo, all'ultimo
lavoro
fammi del tuo valor...
Pero tampoco ninguna
terminante prueba hacia lo
opuesto,
que el poema
se conduzca en la mente como
un
experimento en una ciencia
natural,
y que la aptitud
combinatoria de la mente sea
la solo inspiración
reconocible.
GATO GRIS MUERTO
Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas.
Figura empapada del asfalto o
vuelto hacia las nubes,
eres el muerto más perfecto
que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la
vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier
invocación,
tu realidad verdadera de hijo
del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu
antepasado africano
la voluntad miedosa de los
clanes familiares
y confirmó la impar justicia
de la magia.
Pronto vendrán hasta tu cuerpo
abandonado
ladrones de velas,
y robarán las tibias, su
recatada médula.
Porque es sabido que cuando
tales huesos despierten
despertarán las almas en ellas
internadas,
y en un pueblo lejano y
caníbal,
hombres que trabajan y tienen
amores,
instantáneamente se convierten
en
estatuas.
Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas,
y arañar, si quieren, el
corazón del huésped.
LA SOMBRA
De algún modo soy tu cuerpo,
Me designo en él, me quema
En la mentira útil como un
remo,
En la desgracia y la amorosa
lucha
Abriendo Los huecos de su
máscara.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu
cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
Cuando la rica, inexplicable
sangre,
Transcurre en medio de
representaciones.
Y lo seré hasta que cenizas
Acaricien tu prestada, última
parcela.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu
cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
La opresión que difunde me
sostiene,
Y no en otro descienden las
palabras,
Urde la disculpa el vejado sermón
Por nuestras pasadas
facciones.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu
cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo
Y si en atención a su dañina
mengua
Me cuido bien de mirarlo como
esencia,
¿Con qué prodigio, incisivo
milagro,
Percibiré tu pasión cuando lo
excluya?
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu
cuerpo.
CUANDO LA IDEA DEL YO SE
ALEJA
De lo que va adelante
y de lo que sigue atrás,
de lo que dura y de lo que
cae,
me deshago,
abandonado quedo
del fuerte soplo,
del suave viento,
y quieto, las espaldas
vueltas las manos hacia
arriba,
apoyo en el suelo,
corazón
abjurando de armas, faltas,
de oraciones donde borrar las
faltas,
blando organismo, entidad
que ignora cómo decir:
"Yo soy"
y en la enfermedad y la
muerte,
vejez y nacimiento,
ya no encontrarán lugar,
como no lo encontraría el
tigre
para meter su garra,
el rinoceronte el cuerno,
la espada su filo.
Antes hacía, ahora comprendo.
PRIMAVERA CON SUFIES
El océano hablando,
en espumas, gotas,
disímiles instante a instante,
pero una sola agua,
y las lenguas
de pájaros, flores,
el halcón
al relatar sus paseos
acompañado
de los cuervos,
el ruiseñor, alabanza
infinita de la rosa,
la paloma que pregunta
por el camino hacia el amado,
y la cigüeña, su piadosa
disposición: "Tuyo es el
reino,
tuyas las loas a Dios",
y el vocear
de hojas, pétalos,
la violeta
en hondos azules, el narciso
de ojos lánguidos, tulipanes,
el enrulado jacinto.
Sí, lo múltiple,
en nombre
del que no tiene nombre,
múltiple y uno,
el que en eterna
soledad era oculto tesoro,
y procuró que lo conocieran
y creó el mundo.
Sí, nacidos de él
océanos, pájaros, flores,
y para que con lo que dicen
tejamos la tela que nos viste,
bebamos el producto
que destila lo que dicen.
LÍRICA
Lo no previsto,
lo que con nombre de sarcasmo:
novísima luna de miel,
arrastras por dentro,
y que afuera, juzgado y
aislado
desde ciencias del
comportamiento,
merecería rótulo más cierto,
el de novísima
erotización del vínculo,
transparente caso, muy sabido
de acuerdo con estadísticas,
noticias sueltas, cuadros
personales,
y que tan por sorpresa
como se instaló se revertirá,
una tardía
exaltación que en la casi
penumbra,
receptáculo de los desposados,
toca a pagar, te toca
corresponder con el recelo de
que acaso
no transcurriera sino en ti,
y ella intacta, lo femenino
examinándote, sobrepasándote
a fuerza de no conocer
altibajos,
la femenina complacencia
de resistirse a
transformaciones
de alta tensión y débil
intensidad
en baja tensión y gran
intensidad.
PARÁFRASIS
Lc. 11, 5
Mejor vecino cerca
que hermano lejos,
para cuando, de improviso,
en tardías horas pedirle el
pan
de agasajar a tus amigos,
y te responda
como quien se libra de un
importuno
y no cae en descortesía,
desvergüenza,
y aunque tuvieras
que golpearle con tesón, no
dejarte
despedir, asustar desde
palabras duras,
hasta que por tus manos
abiertas,
rejas alzadas ante los ojos,
se filtre esa luz de la
dádiva,
tus pasos atravesando
cerrojos,
reverberación de tus voces
haciendo que tiemblen los
cuartos.
De no ser así, ¿lo llamarías
vecino, o siquiera medio
vecino,
creerías en tu oportunidad,
si no escrita, insinuada por
el Evangelista,
de que al contar lo recibido,
panes y no piedras,
haya de haber un número mayor
que el que rogaste en
préstamo?
PASCAL
Casi ninguna verdad,
el vacío
para sentirte seguro
contra la historia,
apóstata
por aconsejar la inconstancia,
la fatiga extrema,
la tempestad,
aunque los hombres no las
amen,
por juzgarnos míseros
y tener tan alta idea de ti
que no quieres
compartir nuestras
debilidades,
por ser tú mismo endeble
y admirar las moscas,
extrañas potencias
que ganan todas las batallas,
perturban el alma,
y devoran el resto,
por sustraerte al destino
común
asomándote al abismo,
tu abismo, a tu izquierda,
y orar con un largo grito de
terror,
por cerrarte a la caridad
mientras velas, implacable,
y exiges
que en esa Agonía
que durará hasta el fin del
mundo
nadie se duerma,
por haberte ofrecido a Dios
tras anunciar que en todas
partes
la naturaleza señala a un Dios
perdido.
Casi ninguna verdad,
el vacío
y el morir solos
debajo de un poco de tierra.
Tuviste razón,
qué necios son estos
discursos.
PERO SOLO SON PENSAMIENTOS
Sólo los pensamientos
de quien por haber cedido a la
fascinación
de idiotas de las familias,
retratarlos
sin la caridad que provoca
amistades,
se lo recrimina visualizándose
como algún Tolstoi chino,
maestro de almas,
lo cuestionaría y reflejaría,
contrahecho, lisiado,
hombros que se levantan
por encima de su cabeza,
mentón
en descenso hacia su ombligo,
dedos de más y de menos,
esforzados inclinarse de
adelante atrás
remedando una actitud que
propicia
la cavilación:
"Estoy en dificultades
porque tengo un cuerpo
y es mísero.
Cuando me falte,
¿qué dificultades podría
tener?"
Pero sólo pensamientos
como tantos, un irse
anticipando
al morir y la muerte,
a la sorpresa del miedo
de morir y la muerte,
como los tanteos
que en el pensamiento de Ivan
Ilich
detectaba Tolstoi.
A LA POESÍA ENTENDIDA COMO
UNA MANERA
DE ORGANIZAR LA REALIDAD, NO
DE REPRESENTARLA
Lo que en ella place
place a la índole de las
cosas,
inicialmente dirigidas a
nadie,
y en esencia visiones,
y la reflexión
determinando que impulsos,
ideas oscuras,
cobren análogo peso,
homologadas
en sentencias que otras
sentencias transforman,
apremiadas
por lo que la poesía exige,
lo que el poema
ha de ofrecer a la vista,
afectar a los sentidos,
lo que tendrá
de móvil ofrenda
en un mundo estático,
y lo que el paisaje, los
millones
de universales gestos piden,
ser formulados
en tejidos de perenne
duración, claros
de diseño, voces modificando
hábitos de conceptos y
categorías,
y atendiendo
a que más allá de la verdad
está el estilo,
perfeccionador de la verdad
porque en sí lleva
la prueba de su existencia.
Escríbela,
extrae de ese orden
tus objetos reales,
mayor miseria
que morir o la nada
es lo irreal, lo real sin
objetos.
SUBSISTIRÉ, SUBSISTO
Subsistiré, subsisto,
ser el pimpollo,
ser el transitorio pez,
naturaleza como mezcla.
Apenas anunciado,
la permanente degradación
me empuja la cambio,
inimaginable consumo
de fuego elemental,
agua, aire, tierra,
y formas que nunca nacen,
por ya engendradas
actuales y futuras,
retrospectivas formas,
repitiéndome en todos
cargado a una inmortalidad
llamada muerte,
cuando el odio me disocie,
y lo oscuro sea recompensa;
amor,
cuando presunta pureza,
me identifique en un lugar,
interior tentativa de
conservación,
la única que pueden permitirme
tiempo y especies.
DOPELLEBEN
Novelistas
fervorosos de la acción
e incapaces de actuar,
ideólogos
que erráticamente fechan
el ocaso de nuestros ciclos
y de ciclos que sobrevendrán,
excéntricos
sin esperanzas, deslomándose
en sentenciar que la grandeza
se arranca de las causas
perdidas,
nihilistas
supérstites de un credo
algunas de cuyas demandas
todavía circulan, sin eco:
Las cárceles son
universidades del crimen
que habrá que volar, tarde o
temprano.
Como esquemas de vidas
encarnando
¿hasta qué punto es quimérica
la comunión entre lo inmutable
de cada destino
y la perspectiva que elige,
que pretende?
¿Cómo encargados
de desautorizar la hegeliana
sentencia
de que lo interior supone con
lo exterior
un vínculo ineludible?
¡Doble vida!¡La expresión
que tú Gottfried Benn acuñaste
para nuestros constantes
espejismos,
desenmascarando incompatibles
prácticas,
chácharas sobre generalidades,
reticencias en admitir
que cuanto pesa y decide se
produce
fuera de la esfera de lo
personal.
EN LA LETRA, AMBIGUA SELVA
1
El ritmo de lo escrito
es el ritmo del que escribe,
y el texto, el poema,
en parte mecanismo verbal,
en parte sistema de
correspondencias,
es con el mundo una sola
entidad.
2
La forma equivale
a convicción interna,
y la letra la emplea con
vistas
a proveer al mundo de
significados,
y aun para el Significado,
y aun para subyugarlo
con el prejuicio de que la
palabra
traduce y vierte lo ideado.
3
Lenguaje y estilo
penosamente edifican
jerarquías,
y al lograrlo
el mundo queda en suspenso,
extático,
aunque luego el producto se
descompone,
su linaje se vulgariza,
suena escarnecido y degradado
como fofa, mustia potencia,
y las líneas mejores, las
ejemplares
y musicales tiradas, apenas si
sobreviven
como detrás de un vidrio,
burla y tedio,
¡oh pobre Olimpio!
4
¿Campos donde el que más
despoja
es el que avanza?
¿Trampa y recompensa
para los que perseveran
enfermizamente atentos a
apoderarse
de la utilidad atreviéndose
a lo banal absoluto de
escribir
"Cierren esa
puerta", o "Quisiera dormir"?
Cuanto trace la escritura
será interpretado, obtendrá
respuesta,
como a los piadosos se les
permite
orar según les plazca,
convencidos
de que Dios escucha y lee
hasta las pisadas de una
hormiga.
RELACIONES Y OPUESTOS
¿Fuera de lo que refleja
el espejo de su mujer,
el de su amante,
el de la mujer que quiere,
es él
alguna otra cosa?
¿Es una mujer
más que lo que toman su
esposo,
su amante,
y el hombre que quiere?
Cuando la cercanía
se manifiesta cómo recibir,
no cómo dar,
¿bajo qué suelo
entierran
lo que los afecta
cuando
fusión
y perfección
se desvanecen
para seguir estando
ella, él o ambos,
ligados a lo inmodificable,
a su propio cordón umbilical?
¿Cómo
despierta
y adquiere autoridad
la despótica zona
del sarcasmo, agresión,
y en especial del silencio,
él y ella
perjuros,
un perjuro
dentro de un perjuro?
Oh, de su desamparo
no vendrán ayudas,
inequívocamente
se extingue en el choque
el epitalamio
y el recuerdo del epitalamio,
y ya ningún pudor
servirá como ayuda, ¿se borran
acaso
las excrecencias, la caducidad
de los votos,
rapándonos las narices,
cosiéndonos la boca?
PASAJE A LA INDIA
Tránsito de la poesía
a una poesía como Sabor,
propiedad
que al ofrecerse no para
de ofrecerse,
y a la zaga de ella
el pensamiento inyectándole
continuidad a su placer
por la imagen de lo sentido,
y en imágenes constantemente
similares,
Sabor y placer
en que siempre los cielos son
negros,
negro el pecado, blanca
la notoriedad,
y en que los pájaros
beben sólo en los rayos de la
luna,
los pavos reales danzan
al compás de los truenos,
y en flor el árbol de Asoka
toda vez que dedos de mujer
se posan junto a él,
y siempre las flechas
del amor durante su ir
traspasando
el corazón de jóvenes,
el amor
evidencia que ilumina.
Sabor
reconocible y simple
como una comida con
ingredientes
que nunca varían,
un Sabor inimaginable
para la poesía donde nos
encerramos, esa
que nos encierra para dársenos
como arte de simultaneidades,
posesión del habla,
poder de sugerir, adecuación
del sonido a la inteligencia,
movimientos
del estilo.
ELEGÍA
DE LA COSTA
Dos veces al
año
florecen tus
rosas,
y dos veces
la ceniza en
el cacto,
las fases de
la lluvia.
¿Te
importará
que deseche
tal imagen,
modelo,
verso heredado,
para que
nuestros ojos bendigan
el
equilibrio,
y urda en
cambio, al tocarte,
un desafío a
lo perdido, el fantasma
de tu
opulencia, la sombra
helénica que
viene del mar, trae el fuego,
la profecía,
el templo, la sórdida apoteosis
del comercio
y del arte?
¿Te
modifica, rompe
el quieto,
eternizado paisaje
de arbustos,
el aliento
del que sin
dejarse detener
por la
dorada promesa del verano
atisba en
tus facciones,
despojos
cuya gloria
duerme al
sol, obstinada,
inmune al
incendio?
Dos veces al
año
mi hogar
entre rosas, oh presencia
de un hogar
que tus dioses borraron.
Dos veces
la nostalgia
ensombreciendo,
aplastando rosas.
¿Te
disminuye, tibia Paestum,
que este sea
mi pago? ¿Tomarás el poema
como algo
menos efímero
que el
momento de dejarte?
AMAZONA
COMO LÍRICA
Femineidad
cobrando
entonación
masculina,
gracia donde resuena
la voz
virago,
carne con todo
lo que
insinúa de caballo,
vientre recogido,
redonda
grupa, ancho pecho,
orejas en
punta, cerviz levantada,
crines
densas,
la tibia piel y el belfo
en sucesivo
mudar, del reflejo
castaño al
ceniciento, bayo,
dorado, a
manchas...
¡Y la vitanda
conclusión
en tu
deleite,
un abrazo
que por
imprevista alquimia
se agrega
también dones histriónicos,
un caballo que además
finge
no admitir
en su dorso a nadie
que no sea
su dueño,
y además la prevención
de perder
mansedumbre toda vez
que se lo
ceda a otro dueño!
ANDRÓMEDA
La Andrómeda
del Tiempo, impar en la belleza y el agravio,
sobre este
rudo peñasco ahora escruta largamente hacia uno
y otro brazo
de la costa,
su flor, su
porción de vida, condenada a ser alimento del dragón.
Muchos
golpes y venenos la tentaron y acecharon una vez;
pero desde
Occidente oye ahora el rugir de una bestia
más salvaje
que las demás, más desenfrenada
en sus
daños, más inicua y más obscena.
¿Es que su
Perseo se demora y la libra a sus vehemencias?
Pero él,
hollando por un tiempo el aire suave como una almohada,
suspende
sobre ella que se diría abandonada, sus pensamientos,
mientras,
desgarrada hasta la angustia, su paciencia
crece, luego
consigue desarmarla, y nadie lo sospecha
con los
arneses y hierros de la Gorgona, correas y dientes.
CÁMARA
OSCURA
Mientras
espera que la desnuden,
la expresión
se esfuerza en desearse
a sí misma
en blanco y negro,
y el ojo
cuidadoso acecha
hasta
sorprenderla empañándose,
empañada por
matices de tensión,
físico
desamparo.
Se trata de cazar,
y se trata
de robo,
la víctima
lo
consciente, sometiéndose,
y el ladrón
llena de facciones, visajes,
su bolsa;
no supone
angustias, trabajo aflictivo,
incomodidad,
suceso infeliz.
pero es un tomar lo ajeno
desde
artificios que requieren
ingenio en
proporción directa
con la
propiedad, limpieza,
austeridad
de recursos,
y soluciones fortuitas, ocurrencias,
"Improvisación
creadora", diría
de su
pillaje el que aquí, súbito,
se decide a
atacar cubriendo
las lentes
con tules, muselinas,
y
en el incomparablemente joven
perfil
modela por distorsiones
otra carne,
helada y luminosa,
placidez de máscara noh,
ascenso a lo andrógino.
CANCIÓN
DE AMOR
Aquí yazgo
pensando en ti:
¡La mancha
del amor
se extiende
sobre el mundo!
¡Amarilla,
amarilla, amarilla
roe las
hojas,
unta con
azafrán
las
cornígeras ramas que se inclinan
pesadamente
contra un
liso cielo púrpura!
No hay luz,
sólo una
espesa mancha de miel
que gotea de
hoja en hoja
y de rama en
rama
desluciendo
los colores
del mundo
entero;
¡tú allá
lejos
bajo el rojo
zumo del oeste!
ELEGÍA
EN VIDA
Intenta
dibujar un león
y logra un
perro,
cuando
siente hambre cree
calmarla
dibujando pasteles,
si dibuja
una serpiente
le agrega
patas,
al
concentrarse
en un grano
de mostaza, cabeza
de alfiler
que crece en arbusto,
dibuja una
higuera, lo estéril,
leño seco
destinado al fuego.
De preguntársele por qué,
hallaría que
son confesiones, desajustes
documentando
sus fallas,
un orden visual
para
simbolizarlas,
primero la imagen
de su débil
fuerza en las ambiciones,
luego la de
su vocación por lo ilusorio,
luego la de
su placer de deformar,
y en conjunto la imagen
de su
extravío, incapacidad
de ofrecer
frutos legítimos,
tal
un árbol que no los da
así haya
estado siempre junto al agua.
EN LA
AGONÍA ROMÁNTICA
En el mismo
escenario
donde hasta
avanzado el siglo
los
enamorados todavía se buscaban
y
estrechaban por lo idílico,
posándose
"cada
día sobre la ramita
que puede
morir",
elevóse gradualmente un marco
de gustos
crepusculares,
por las prostitutas de lujo
titilante rococó,
baudelaireanas correspondencias,
y allí acechaban
las Lou
Andreas Salomé, Alma Malher,
proponiendo
que a partir de sus romances,
exaltación
de luminarias en ciernes
(el
casto Nietzsche, Rilke el joven,
atraídos hacia la órbita de un texto
diáfano ya la vez temible),
caducarían
todos los estereotipos
femeninos
hasta entonces conocidos,
y
en trance ya de esfumarse
para siempre hasta el más leve
rastro del bíblico infundio
que asegura que la mujer no tiene
potestad sobre su cuerpo.
OFICIO
DE AMOR
De la
intimidad que ahora nos asusta
Sale el
pasado,
Sale la
espléndida nostalgia,
Ejercicio
callado del ocaso;
De la
valuación de Dios en la plegaria,
Para que no
estemos uno fuera del otro,
Saldrá la
amenaza,
Celosa
corrosión de los gestos
Interrumpiendo
nuestro abrazo.
¡Oh
manoseados sentimientos!
Más y mejor
seré yo mismo
Cuando
guarde de tu boca la idea
Y aunque ya
no pase del existir a la presencia
Igualmente
me verás contra tu boca
Vigilando la
mudanza de los días
Hasta que,
siendo como yo reliquia,
Me ayudes a
evitar esta agonía.
OÍR UNO
SU PROPIA SOMBRA
Repeticiones
inútiles, verbosidad
en
pleonasmos, redundancias,
tautologías,
garrulerías en
las casas
amadas
amando hasta el mirlo
que sobre
ellas habla,
ruidos continuados
aislándote,
los arrullos
por
sentimientos melancólicos
del tiempo
otoñal,
cantinelas ensalzando
imposibles
concordias:
que al
agua del pozo
le sea dado
invadir la del río,
que la
cosecha pasada
y la nueva
se unan.
Es mantener
abierto el pico,
no puedan
las palabras obstruirlo:
como leznas
dentro de
una bolsa
(acaban por
romperla).
Es el
anverso
diáfano de
la vida suavizando
las áreas
hostiles,
la de los
ojos turbios,
balbuceos
lastimeros, orejas calientes,
vértigos de
borrachos.
Es tu
cotidiano ensayar,
mientras
no suena la campana,
no se haya ido la arena del reloj,
cómo hacer
con discursos de aire
que el mundo
de los felices
y el mundo
del desdichado
no parezcan
distintos.
De "Obra
poética IV"
PERO
SÓLO SON PENSAMIENTOS
Sólo los
pensamientos
de quien por
haber cedido a la fascinación
de idiotas
de las familias, retratarlos
sin la
caridad que provoca amistades,
se lo
recrimina visualizándose
como algún
Tolstoi chino, maestro de almas,
lo
cuestionaría y reflejaría,
contrahecho,
lisiado,
hombros que
se levantan
por encima
de su cabeza, mentón
en descenso
hacia su ombligo,
dedos de más
y de menos,
esforzados
inclinarse de adelante atrás
remedando
una actitud que propicia
la
cavilación:
"Estoy en dificultades
porque tengo
un cuerpo
y es mísero.
Cuando me falte,
¿qué
dificultades podría tener?"
Pero sólo
pensamientos
como tantos,
un irse anticipando
al morir y
la muerte,
a la
sorpresa del miedo
de morir y
la muerte,
como los tanteos
que en el
pensamiento de Ivan Ilich
detectaba
Tolstoi.
POEMA
CON UN POEMA
Del emperador
que
desvalido se adormece
en su
jardín,
tiene algo este
anciano a
quien súbitamente
el deseo,
huésped no invitado,
vuelve,
persiste en sacudirlo.
También se
amodorra,
y los dos
son como gatos,
no les
importa
sino
sobrevivir;
pero en
su precario retiro
el viejo no
enhebra canciones,
y en lugar
de ir entreviendo
ejércitos
que incendian y destruyen
concita
sobre él un retorno
en procesión
de bellezas
ahora
agrias,
cada cual mostrándole
la forma de
un triángulo
allí donde
hubo un sexo,
todas
semejantes
a las tardías flores
que en el imperial jardín
aguardan el invierno.
PUERTAS
ADENTRO
Como Blake
con el tigre,
en tu gato
no atiendes
a uñas,
lengua áspera,
poblados
pelos largos,
estrías
blancas,
c lo que
provocas desde confusa
f hermandad,
la pretensión
de que en su
vigor está el tuyo,
y de
acercarle
elusivos
discursos, soliloquios
para un no
favorable
ni adverso
ánimo,
sin
cooperar, sin airadamente
estirarse
indicando que apenas
cerraste
postigos, cortinas,
él ya captó,
tu agitar
antipatías, infatuaciones,
prontuarios
de la menuda hojarasca
que en la
sagacidad animal
pudiera
disolverse,
apremio
por alguien
que se mantiene
atado a su
especie,
alcanzar
el par donde
apoyarte, tu correspondiente;
como Blake y
el tigre,
Poe y el
cuervo,
Basho y la
rana,
recluyéndote
a pedir
el benjgno,
consolador ajuste
de tu
aliento, fatigoso golpe, desazón,
y la
prescindencia del libre, que no juzga.
QUE TU
MIRADA VAYA...
Que tu
mirada vaya
dejando de
separar
impresiones
sensibles, afectivas,
de las meras
formas,
y
resbale, no coherente,
a despojar
de relieve lo que encuentre,
indicaría cómo
pierdes
el dominio
sobre ella,
paralizado también
tu cuerpo en
lo que hasta ahora fue:
manifestación y participación,
y en suspenso
la rutina
del hablar y el pensar,
la exigencia
de que hablar
y no pensar
no se puede,
ni pensar callando.
Y más aun
haría patente
un empezar a
abandonarte
a lo suelto
y espontáneo
como viento,
como corriente,
viento y corriente,
no ya
situaciones fijas, inmovilidad objetiva,
no ya
dilemas,
sino un calmo estar
en el que te
permitas verte
cazando
pájaros con redes,
liebres con
gestos,
irreflexivamente.
¿DEBE
ENTREGAR A LA MUERTE EL HIJO AL PADRE?
Padres que
alcanzan
su punto más
alto de violencia
fríamente,
sin denotarlo,
cuando
compadecen a sus hijos,
cuando los
acarician, aprueban,
no
lamentándose de carecer
de un hijo
sabio que los alegre.
Y padres
cuya
violencia es vociferar
como a
caballo de verdades
por ellos
mismos inventadas,
genuinas
porque así lo afirman,
y en disputa
con el hijo sabio
que se
resiste al consejo del padre.
Como Lear,
resignados
a la
imposición
de dolor e
inoportunidades
a que el
vínculo los reduce
vomitando
siempre a solas
su
violencia:
"Si soy padre, ¿dónde
está mi honra?"
Y padres
tolstoianos,
padres de
huérfanos,
defensores
de viudas, voluntades de simpleza y paz
que procuran
apartarse de cualquier
iniquidad de
los padres en los hijos,
pero que son
llevados en peso
por vilencia
y culpa toda vez
que
engendran, contándonos en sus diarios
del momento
de la paternidad
como
equivalente al de comer uvas agrias.
¿Debe el
hijo esperar, antes de irse
y abandonar
los cuartos de la infancia,
que esta
fanfarria se convierta
en
distracciones, clisés
debe cargar
con ellas su maleta
luego de
echar de sí la ligadura
entregando
el padre a la muerte?
PREGUNTARSE, CADA TANTO
Qué hacer
del viejo yo
lírico, errático estímulo,
al ir
avecinándonos a la fase
de los
silencios, la de no desear
ya
doblegarnos animosamente
ante cada
impresión que hierve,
y en fuerza
de su hervir reclama
exaltación,
su canto.
Cómo, para entonces,
persuadirlo
a que reconozca
nuestra
apatía, convertidas
en
reminiscencias de oficios inútiles
sus
constantes más íntimas, sustitutivas
de la
acción, sentimiento, la fe;
su desafío
a que
conjoremos nuestras nadas
con signos
sonoros que por los oídos andan
sin dueños,
como rodando, disponibles
y
expectantes,
ignorantes
de sus
pautas de significados,
de dónde
obtenerlas:
y su persistencia, insaciable,
para
adherírsenos, un yo
instalado en
otro yo, vigilando
por encima
de nuestro hombro
qué
garabateamos;
y su prédica
de que
mediante él hagamos
florecer
tanto melodía cuanto gozosa
emulación de
la única escritura
nunca
rebecha por nadie,
la de Aquel
que escribió
en la arena, ganada
por el
viento, embrujante poesía
de lo
eternamente indescifrable.
Preguntárnoslo, toda vez
que nos
encerremos en la expresión
idiota del
que no atina a consolarse
de la
infructuosidad de la poesía
como
vehiculo de seducción, corrupción,
y cada vez
que se nos
recuerde que el verdadero
hacedor de
poemas execra la poesía,
que el
auténtico realizador
de cualquier
cosa detesta esa cosa.
G. B.
Si uno es el
hombre para la circunstancia
-¿eh, viejo pugilista,
cabeza de pájaro rapado?-,
puede
lográrselo:
perseverar
en
contradicciones, juntar
lo
incompatible,
y con porciones
de cantos
banales, referencias
a vaivenes
afectivos, guías turísticas,
flores sobre
una mesa, pormenores de chistes,
hacer que la
consecuencia sean poemas:
lo diurno
y público
asociándose a lo secreto,
arduo de
soportar,
como en tu voz, abierta
a tristes
generalidades, certificados
de defunción
para desconocidos, municipales
servicios de
venéreas,
y hacia la noche, trajinando
por la
incertidumbre de lo real,
que
auscultas en frío, musicalmente
mantenida en
frío pues debe
enfriar la
idea,
y aun enfriarse
tanto que
cualquier anhelo de unidad,
de negativa
a distinguir qué tenemos
de figuras
dobles, esfinges, centauros, cinocéfalos,
se
desvanezca por quimérico:
lo real ha de asirse
como una nada que vemos
y otra que no está ante nosotros.
Si se es el
hombre indicado, precisamente,
cuando
siéndolo no lo sea hay y aquí
porque
adivina que su círculo se acaba
con él, se
cierra con él mismo,
y no se admitirá
como dueño
sino de melancolías, furia de realizar,
titubeos.
y sin repugnancia
ni adhesión
par lo que produce;
precisamente,
¿eh, rapiñador
advertido de
que no hay más que momentos:
fugaces los éxtasis, arias
la dicha y
la perdición?,
como lo fijaste hallando
la expresión
en una autopsia,
ratas jóvenes
debajo del diafragma,
a la vez que
discurrías de quitarte
del medio en
verano, cuando lo diáfano reina.
EL HECHO
DE SER TAL
1
Uno en lo
que es,
lo que es, rasgos
que se le
dan por alusiones,
medias
palabras, matices del sentimiento.
2
Como ser uno
su casa,
legítimo
dueño,
y ser los huéspedes
que se van
alojando, tumultuosos,
aplicados a
confundirnos,
suplantarnos,
y desvanes
donde uno
guarda sobras.
3
Una entidad
que al exhibirse
a si misma
insinúa el rostro
de su
esencia, efluvio
que acabará
por volar,
y un arte, el de en uno
todos,
uno, el que separa
la arena y
recoge el oro,
uno, el
atento
al seducir
de las flores,
excitarse de
las hierbas.
4
El hecho de
lo exclusivo
en lo que
sea,
y por instinto,
como agua
que corre, flotar de nubes,
como planea
el milano,
salta el
pez, como ríe el cuervo.
ARIA
CORTA Y LIGERA
La
dispersión que sigue
a la
concentración:
fase en que los gritos
lastimeros
van ahogándose,
y enmudeces,
quedas
exánime, boca abajo,
balde, pote
invertido,
balde, pote,
con residuos
en el fondo,
y fase de cuando
te recobras,
reiteras
tu sobresalto
de caballo
que respinga,
tasca el
freno,
el
definitorio, fugacísimo
estadio de
recriminarte a ti misma
cómo la
exclusiva riqueza
que el amor
te concedió, mañosamente,
son las
incompatibilidades,
y por tu exclusiva culpa hiciste
que tu
inocencia anduviera
a la zaga de
la esperanza,
y ésta a la
zaga del desánimo.
CABALISTA
Enseñó que
el uno
es el punto,
presupone
el vacío,
ausencia de oposición:
el uno
como todo,
y predicó
que el dos, dual,
trae
diversidad,
extiende
el punto a
línea,
y de ambas
cifras
produjo la
conciliación
en el tres,
tríada,
como lo neutro, cópula
del juicio.
Dónde ahora
está
-si es que en esa
espectral
atmósfera subsiste
un ahora,
hay un aquí-
pudiera no aleccionar
más que de
la cifra siete,
sujeto para siempre a que detrás
de los siete
velos de luz y tinieblas
escondiendo
el rostro de la Divinidad
mora el
fuego activo
y vacíos sus prodigios del saber,
arte vano
para que se
descorra el interior del fuego.
POR LA
VÍA NEGATIVA
Persevarar
en lo equívoco.
sin someterlo
al examen de
sí, no,
verdadero,
falso,
sin aparente
menoscabo
por sus disyuntivas,
distancias
que provoca entre juicios y
hechos,
el instinto de resistirnos
a impropiedades,
la inteligencia herida
por inéditas asociaciones,
sin figurárnoslo
en imagen, en la condición de
objeto:
lo equívoco
visto
como agujero al que se cae
inadvertidamente,
una criatura
con alas de brillante verde
intenso al posársenos,
alas mohosas al sacudirnos;
sin que nuestra
menesterosa observación
advierta
cuando abandona el campo,
acallándose,
la instancia
en que de error pasa a ser su
antítesis.
FAUSTICO
Al cerrar el libro
la consabida reminiscencia:
¡darse a una
Noche de Walpurgis propia!,
beldades que maliciosamente
se le acercan, cortejan,
excitan,
rozándole los hombros,
tocándole los talones,
Lamias semidesnudas
yéndose de entre sus dedos,
transformadas en viejas
escobas,
polvorientos hongos,
deformes y delgados tirsos,
piñas por cabezas.
Trivial,
¡querer de ese desfile,
gozo
asistido por el cinismo y la
furia,
una dádiva para su
inmortalidad de lector,
mudable e inmutable,
como nube y como esfinge!
Pero no trivial
su obstinación, que a fuerza
de recorrerla la letra se le
doblegue,
la mente no quiera ya
disuadir,
visibles y familiares
las marcas de un pie equino
sobre la mesa.
JUEGO ALEGÓRICO
Singular
contradicción,
que a los mejores cazadores
en verdad no les seduce cazar,
cumplen, es todo,
ni liebres ni fieras
escaparían,
mostrándose hábiles,
nunca se precian, en escena,
coto,
entran como casualmente,
sin intimar,
ensañamientos,
así que ante ellos las presas
en ciernes
no busquen escondrijos,
dilaciones hacia nada.
Pero es
que codician
logros más consistentes,
que no basta cobrar piezas,
numerarlas,
y la cualidad de mejores los
destaca
cuando luego de cazar ejercen
su derecho de gracia,
eligiendo cuáles presas
la merecieron, siempre
aquellas
que rehúsen salvarse, en
nombre
de que el tiempo no hará
distingos,
en común hollado por
cazadores, víctimas,
para
ambos, la caza
como disgusto, el herir de
unos
necesitado del restañar de los
otros,
a merced,
ambos,
de idénticas noticias,
pues, ¿les mandará la muerte
a decirles cuánto es amiga,
consolarlos?,
¿les transmitirá
lo que cazadores, presas,
quisieran,
bajo forma de mantras,
plegarias, máximas
que
mejor entre los mejores
tiradores es quien sabe cada
vez
no más que rozar la vida de
sus presas?